EL FANTASMA DE LA NIÑA DEL POZO
Era una noche de luna llena, y cuatro amigos decidieron explorar la casa abandonada del pueblo. Habían oído las leyendas sobre el fantasma de la niña del pozo, pero no les daban miedo. Querían demostrar su valentía y pasar un rato divertido. Entraron en la casa con linternas y cámaras, dispuestos a grabar cualquier cosa extraña que vieran. La casa estaba llena de polvo y telarañas, y se oían crujidos y susurros. Los amigos se separaron para recorrer las distintas habitaciones. Pedro fue el primero en encontrar el pozo. Estaba en el patio trasero, cubierto por una tapa de madera. Pedro se acercó al pozo y lo abrió con cuidado. Se asomó al interior, pero no vio nada. Solo había oscuridad y silencio. ¿Hay alguien ahí? - preguntó Pedro, bromeando. De repente, oyó una voz infantil que le respondió: Sí, estoy aquí. Ayúdame, por favor. Pedro se sobresaltó y retrocedió. No podía creer lo que acababa de oír. Pensó que era una broma de sus amigos, pero no vio a nadie cerca. Entonces, sintió que